Ardillas terrestres de California revelan comportamiento carnívoro ante cambios ambientales
Un reciente estudio publicado en el Journal of Ethology documentó un comportamiento insólito en las ardillas terrestres de California: la caza y consumo de topillos. Este descubrimiento, parte de un proyecto a largo plazo en el Parque Regional Briones, en el condado de Contra Costa, revela la capacidad de adaptación de esta especie frente a alteraciones en su ecosistema, como el aumento en la población local de estos pequeños roedores.
Las ardillas terrestres, consideradas tradicionalmente herbívoras o granívoras, sorprendieron a los científicos al mostrar una dieta carnívora. Durante el estudio, que abarcó del 10 de junio al 30 de julio, se registraron 74 interacciones entre ardillas y topillos, de las cuales un 42% involucraron caza y consumo activo de los topillos, abarcando individuos juveniles y adultos de ambos sexos.
Jennifer Smith, autora principal del estudio y profesora asociada en la Universidad de Wisconsin-Eau Claire, destacó la rapidez con la que las ardillas adaptaron su comportamiento: «Este hallazgo cambia nuestra percepción de las ardillas. Frente a los desafíos como el cambio climático y la sequía, estas criaturas demuestran una notable resiliencia».
El aumento de la población de topillos en la región proporcionó un recurso nutricional accesible para las ardillas. Según los investigadores, esta plasticidad dietética —la capacidad de ajustar su alimentación según la disponibilidad de recursos— resalta la adaptabilidad de las ardillas y su potencial para prosperar en entornos cambiantes.
Además, el estudio reveló interacciones sociales previamente desconocidas entre ardillas y topillos, que incluyeron tanto comportamientos positivos como competitivos. Estas dinámicas, según el decano John Koprowski de la Universidad de Wyoming, son fundamentales para comprender cómo las especies coexisten y se adaptan a presiones ambientales.
La investigación abre nuevas puertas para explorar cómo especies como las ardillas terrestres pueden ajustarse a las condiciones cambiantes del planeta. «Estudiar estos procesos nos permite entender la resiliencia de ciertos animales y ofrecer estrategias significativas para su conservación», concluyó Smith.